“Hay sueños que nos gustaría que se vuelvan realidad y hay realidades que nos gustaría que solo sean sueños”.
Desconozco al autor de esta frase, ayer la escuché por primera vez mientras estaba en la casa de mi tío, una de sus amistades se había dado el tiempo de venir y regalarnos algunas reflexiones pues se cumplía exactamente un año del fallecimiento de mi tía.
Esta frase, hizo eco en el corazón de todos los que estábamos en la sala, nos brindaba la oportunidad de reconocer que hay dolencias emocionales que son difíciles de transitar, que puede aparecer la negación, que es un recurso que tenemos cuando nos está costando asimilar que una realidad inesperada empieza a tener presencia en nuestras vidas, una en la que ya no está físicamente la persona querida.
Desde una mirada más psicológica, cuando atravesamos un proceso de duelo, vamos entrando en diversas etapas: negación, ira, negociación, depresión, aceptación, la forma de vivenciarlas es completamente personal y no necesariamente secuencial. A medida que pasa el tiempo, podemos volver a experimentar atisbos de estas etapas.
“…Hay realidades que nos gustaría que solo sean sueños”, duele y mucho, y mientras uno sigue avanzando, puede que en algún momento aparezca la incredulidad de lo vivido, curiosamente si a esta experiencia se le acompaña de respeto por lo que está surgiendo y se hace espacio para la expresión emocional, podemos tener mayor posibilidad de transitar el duelo de una manera más amorosa y saludable.
Date el permiso de sentir, de hacer una pausa, de conectar con tu dolor, de conectar con el recuerdo de esa persona, sus palabras, sus gestos, su risa, su llanto, sus ocurrencias, date el permiso de sentirla dentro tuyo, espacio que ahora es su nuevo hogar.
A todos los que han perdido un ser querido, un abrazo muy grande.
Foto: Fiesta de promoción de mi primo junto a su mami.